viernes, 17 de octubre de 2014

Impresiones poéticas- Aleña- Veronisia Raggio


Aleña impresiones poéticas - Veronisia Raggio


“Se aprende a descifrar silencios, cuando se ha caminado lo suficiente…”

Alejandro Martínez

Demás está decir que de comienzo a fin he experimentado en carne viva sensaciones con las que estoy familiarizado desde hace mucho tiempo, la soledad, el amor, lo oscuro, la muerte y la búsqueda.
Por momentos se deja ver un ser-anhelo (hombre o mujer que más da), que también se ausenta en situaciones importantes, y que aparece en la poesía que crea el clima justo de expectativa, mírame brillar, reproches y hastío.
Sensaciones del ser incompleto, de espacios vacíos que generan el temor existencialista frente a lo que puede devenir en un instante, lo fugaz y la finitud de la vida, que me ha dejado ecos en frases tan aterradoras como la realidad misma: “recuerdos quedan en el asfalto/ en los frentes de las casas/ mi vecino/ un cuerpo tendido…”
Siento que al leerla encontré una parte de mí, regada en metáforas y palabras; me he asombrado con las imágenes generadas en el lienzo de mi mente, como si hubieran sido talladas en madera, donde: “ cae un trago tras otro trago/la tarde nos oscurece/ en el patio y la calle…/nadie es testigo de tu desnudez/de mi negación…/más líquidos y sustancias /te esperan para amarte/ y que no se note/y que no se sepa la destrucción/ que te construye…
Me presentó el terrible espejo donde me miré en noches locas de rock, satanismo y excesos que “destruyeron y construyeron” al ser que en este momento está reflexionando sobre la poesía, y que en algún momento escribiera un haiku que dice:
XL
C
a
e

La fuerza de las imágenes de la poesía N° 14 es invencible, como también la nostalgia de la numero 15; momentos pendulares y tormentas de sentimientos. Respirar profundamente con aquel nudo en la garganta que con inconvenientes deja escribir en soledad, contemplando aquel némesis o porque no el Waterloo de una relación.
“Saberte tan cercano, y quererte de lejos, buscando distancias, enredarme en tu boca. No. No. Tu boca me hiere…”
Encontrarme descifrado en palabras de otro poeta es aterrador, genera dudas, y planteos sobre caminos a transitar, pero también es alentador, al anoticiar a ésta mente dispersa y rebelde que lo caminado hasta éste momento no ha sido jamás en vano.
Una duda planteada fue: ¿son las palabras justas del poeta, las circunstancias del lector, o a conjunción de ambas, las que determinan el valor de un poema?.
La poesía es como un buen perfume o vino, en el caso del primero debe contener 3 acordes para formar una afinidad armónica, la cabeza (que es la primera impresión, y que dura unos minutos), el corazón (que dura varias horas) y la huella (que dura varios días, en mi caso y por razones excepcionalísimas mucho tiempo), aquí es grato haber encontrado estas características.
Ha quedado la huella del poema, como esa estela que se niega a desaparecer en un crepúsculo, quizás como aquel “eco de tu voz” que estremece el cuerpo en el silencio de los pasos en una gran ciudad.
Aleña ha cumplido con una regla que adopte hace mucho tiempo, y que me hizo desenterrar un poema escrito varios años atrás, tan vigente hoy para mí en esta sección (tal vez en toda la poesía): 

“Todavía hay mujeres que pueden descifrarme
Y solo a ellas me entrego manso…”









Alejandro Martínez octubre 2014

Click para escuchar Angeles del infierno - Al otro lado del silencio


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