PRESENTACION DEL LIBRO: “DONDE AULLAN LOS VIENTOS” DE FEDERICO RUDOLPH.
Haber leído esta breve obra me trajo a la memoria
personajes con los que crecí en mi infancia, con los que generacionalmente se
me he sentido identificado, o con situaciones que observe en televisión.
Pertenecemos a esta generación que creció con las
guerras de las galaxias, x-men, cuentos de la cripta, pesadilla; que también
hizo suyo el mensaje de la ecología, de la conciencia ambiental -formo parte de
narices frías y colaboro con otras protectoras- y donde solo basta con leer en
detalle el cuento intitulado “la bestia” para dar cuenta de ello.
Hemos asumido un compromiso como escritores que se
cuela entre poesías y cuentos, Federico asumió también la tarea de lograr en el
lector un estado de reflexión, de posicionamiento existencial ante una
realidad, ante –como dice su epilogo- “la inevitabilidad de lo inevitable”.
Pasare una breve reseña sobre algunos puntos relevantes de la obra y las
impresiones que dejó sin caer en el spoiler (jaja).
“El café que no quería” – desde la fluidez del
lenguaje se toca una temática compleja de la mente, una situación disparatada
creada entre pensamientos, como sucede cuando fantaseamos con alguna reacción
ante un acontecimiento.
“Donde aúllan los vientos” – una pesadilla, una tremenda pesadilla donde el personaje logra un consuelo vano para descubrir que ese ser amado es un cadáver.
“Donde aúllan los vientos” – una pesadilla, una tremenda pesadilla donde el personaje logra un consuelo vano para descubrir que ese ser amado es un cadáver.
“Nuevos
monstruos” – una
genialidad, convertido desde mi punto de vista en un pedido de justicia frente
a los miedos creados en nuestra mente y plasmados en la tinta, con un monstruo
justiciero inconcluso….¿qué sucederá?
“Tragedia de amor
y destino” –
cambia la temática hacia lo que podría ser la cruda realidad dentro de las
relaciones familiares.
“El abismo” – una bella mujer envuelve al
protagonista en el peor de los infiernos, las cosas que hacemos por una mujer,
seriamos capaces hasta de liberar al “mesmo mandinga” como diría un amigo mío.
“El Grito” - extraña entidad que recorre
las calles, atacando a sus desprevenidas víctimas, hasta que se encuentra con
un héroe anónimo.
“¿Porque los
vampiros no pueden existir?”
– La ironía se hace presente en un cazador de vampiros muy singular, darse cuenta de su enfermedad lo redefinio.
“Agujero negro” – ciencia ficción, invasión
extraterrestre (me recordó a la serie, también al día de la independencia),
¿una posibilidad, no?
“Sold848” – y me voy a detener aquí
porque considero desde mi visión uno de los más destacados de la obra, por su
complejidad y porque abarca la temática e la ciencia ficción mixturada con la
bioética, donde en un futuro lejano (por suerte) se selecciona las funciones
sociales a través del acervo genético, en una visión que guarda mucho del
darwinismo social y donde por un desorden de las computadoras, la selección
falla dando lugar a la primacía de los genes de Sold848, lográndose así la
conquista del poder a través de la revolución. Diríamos que el “hominis lupus”
es lo que mantuvo al humano en la cúspide de todas las razas planetarias.
“La bestia” – más que un cuento, un
mensaje sobre la naturaleza humana, como dice en el epilogo el escritor: “veo
incendios creados por el hombre, consumiéndose sierras enteras, llevándose el
bosque nativo con él, inevitabilidad de lo evitable” (y recordé los incendios
acaecidos en mi provincia en los meses secos de octubre-noviembre, lamentables
perdidas)
Haber
pasado adrede el cuento “Haiku” no
fue algo que obedezca al olvido, sino todo lo contrario, porque me pareció la
pieza más bella de la obra, con esto voy a cerrar mis impresiones sobre el
libro.
Dentro
de las ideas planteadas, y postulados generacionales, este bellísimo cuento me
trajo a la memoria la historia del samurái poeta “Matsuo Basho” uno de los poetas mayores que tuvo Japón, que creció
y vivió una etapa de su vida con formación guerrera, Basho perfecciono el
Haiku, y que al morir su señor, viajo por todo Japón escribiendo poesías,
cambio su oficio guerrero por el de poeta, siguiendo y escribiéndole a la
naturaleza, al presente.
Cuenta
la anécdota que cierto día paseaba Basho y su discípulo Kikaku por el campo,
mirando las libélulas que revoloteaban por el aire, en ese momento el discípulo
compuso un Haiku:
“¡Libélulas rojas!
Quítale las alas
Y serán vainas de pimienta”
A
lo que el maestro con severidad y recordando que ya no era un samurái dijo:
-
¡No,
de ese modo has matado a las libélulas! Di más bien:
“¡vainas de pimenta!
Añádele alas
Y serán libélulas”
Ejemplar
lección vivificando la naturaleza, sin destruirla con una vocación poética que
ponía en evidencia un cambio de su rol, de samurái-poeta, a poeta-samurái, como
podría haber sucedido con el samurái que encarna al personaje del cuento llamado
Haiku, aquel maestro que mostro al discípulo como ser guerrero a través de la
palabra el triunfo final sobre las armas, como dice mi amiga y escritora Susana
Quiroga: Haiku es el triunfo de la poesía.
Enontré
un mensaje que se torna en un imperativo de cambios, donde se explica desde
este fragmento del epilogo:
“¿Quiénes
somos?, ¿Quiénes hemos sido?, ¿Quiénes vamos a ser?; nada más que aquello que
hacemos de los demás, a veces acertamos en hacer el bien, otras somos los
creadores de nuestros propios infiernos”.
A
lo que yo agregaría: “debemos trastocar roles, convertirnos en poetas-samuráis,
y como en Haiku, mantener el mensaje de la palabra, para convertir realidades
crudas y dolorosas, en flores, en libélulas”...
Alejandro
Martínez.
San
Salvador de Jujuy 28 de Marzo del 2014.