lunes, 29 de septiembre de 2014

Insomnio



Insomnio

No puedo dormir
quedaron tus imágenes apresadas
en repetición constante en este océano, mi cama
y mientras baja lentamente esta amargura de sueño
la noche abre sus pétalos entre incomodos giros

Ya mi cuerpo vuela raudo al frente de tu ventana
anhelando que me vieras
me quedare esperando cauto, hasta que me nombres
hasta que digas las palabras que por dentro guardas
esperare mientras cada pétalo de oscuridad
cae al vacío de luz

Quisiera ser el silencioso testigo
de tus momentos de ternura
ser el destinatario de tus mas dulces gestos
si pudiera atesorar cada minuto en mi memoria
contra el paso del tiempo
seria una gran victoria

Anoche no dormí
de a poco se disipa mi presencia
alejándose lentamente, susurrándote mi amor en la brisa
y aunque no me oigas, soporto silencioso mi carencia
todavia espero tu llamado rondando el teléfono




(Alejandro Martínez - Contemplandote en letras)



En esta vorágine de pensamientos, entre la lucha de: si escribirte o no, la noche dejó caer su peso sobre este cuerpo despierto que buscaba un descanso. O tal vez la tranquilidad de saber que tenías la misma inquietud al verme ahi espectante, quizás ni lo pensaste en el peor de los casos.
Pero si fue asi, teníamos algo en común, tal vez mucho mas en común de lo que creíamos: la noche, los pensamientos sombríos que de día están agazapados en algún lugar de nuestros cuerpos, y las ganas de decir algo para sentir que no estamos solos.
Recuerdo a Haruki Murakami cuando describía con exactitud este proceso peculiar:
“Esa noche le costó conciliar el sueño. Estaba inquieto y su mente se veía asaltada por distintos pensamientos. En realidad, era un único pensamiento que adoptaba distintas formas. Tsukuru daba vueltas y más vueltas alrededor de un mismo punto, como una persona desorientada. Para cuando se daba cuenta, volvía a hallarse en el mismo lugar. Al cabo de un rato las ideas ya no iban ni hacia delante ni hacia atrás, como un tornillo cuya cabeza tiene la ranura desgastada.”
Todo proceso tiene una finalización necesaria, que como en las pesadillas puede ser el reinicio del mismo, haciendo cíclico el tormento; como en todas las noches donde a determinada hora de la madrugada sabemos que los dos estamos ahí. 
Pero he reservado la última parte de mi poesía como una alternativa a un final que podría haber sido determinista, pero no:


"Me queda un largo día
pronto te irás, cediendo pasos a la renovación
será un dia feliz
en cada minuto te alejarás

Porque hoy tambien
será el dia en que me fui..."

(Alejandro Martínez - Contemplandote en letras)

No hay comentarios:

Publicar un comentario